La piel del bebé: su primer contacto con el mundo exterior
La piel es un órgano esencial para las personas y aún más para el bebé, es su primer contacto con el mundo exterior después de haber nacido y su cuidado es esencial no solo para protegerlo sino también para que se le transmitan emociones positivas y de tranquilidad.
Tanto los recién nacidos, como los niños más mayores necesitan ser protegidos, mimados y cuidados durante todo el día. Abrazos y besos son los primeros contactos de amor que un bebé recibe en su vida y sus sonrisas son la recompensa más grande que sus padres pueden tener.
Entonces los momentos que pasamos con ellos tienen que convertirse en un cálido abrazo de protección para que se sientan seguros, tranquilos y felices.
Transforma los momentos de baño en abrazos de espuma, los de hidratación en masajes suaves y los del cambio del pañal en caricias de amor para poder disfrutar de cada momento de su niñez.
La delicada piel del bebé
La piel del bebé en general es más fina que la de un adulto, puede dañarse con facilidad, tiene menos vello y es inmadura, lo que le da una mayor permeabilidad que puede llevar a un mayor riesgo de deshidratación y de ser más expuesta a los agentes externos más irritantes. Además componentes como el sebo y el sudor, factores importantes para la formación del manto ácido, se ven limitados en éstos.
También los mecanismos de defensa de la piel del bebé no están totalmente desarrollados. Estos incluyen su flora microbiana cutánea y el pH más básico (6.5) que se desarrollan durante las primeras 5 semanas de su vida. Esta es una etapa crucial para que no tenga problemas cutáneos y una correcta higiene e hidratación son fundamentales en esta fase.